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 LA HISTORIA DE UNA DERROTA ANUNCIADA

Luego que el aciago domingo 6 de junio a horas 07 p.m., la encuestadora IPSOS APOYO diera un primer resultado calculado producto de un sondeo llamado “ a boca de urna”, la mayoría de medios periodísticos transmitieron el gran flash electoral, cuyo resultado preliminar le otorgaba a la señora K un aventaja ínfima de medio punto porcentual sobre su contrincante electoral Pedro Castillo Terrones, claro está, que en ese momento – como así lo muestran los videos propalados –, la familia Fujimori en su conjunto y sus aliados de ocasión celebraron con algarabía desbordante y enternecedores abrazos y besos el triunfo sobre el candidato “terruco y comunista” ensombrerado con su lapicito en mano; hasta allí todo marchaba bien en las huestes fujimoristas, pero ¡oh sorpresa!, estas desbordadas actitudes triunfalistas, en pocas horas se vieron ensombrecidas, cuando IPSOS emite un resultado más certero vía un muestreo más evidente llamado “conteo rápido”, mediante el cual colocaba al profesor Castillo como ganador con un punto sobre las alegradas huestes de los Fujimori.

A partir de ese momento, había que esperar los resultados secuenciales que el Organismo Nacional de Proceso Electorales (ONPE) empezara a publicar oficialmente sobre los votos escrutados resumidos en las actas electorales, cuyos primeros datos fueron dados un poco mas de las once de la noche del mismo domingo seis, los cuales previo al anuncio realizado por la máxima autoridad de este ente electoral  Piero Corvetto Salinas, nos dijo y recalcó que el dato porcentual alcanzaba el 62 % de actas contabilizadas, y que, estas en su mayoría, provenían de las zonas urbanas cercanas a la capital y de algunas ciudades importantes conglomeradas, mas no de las zonas altoandinas, rurales y amazónicas, entre otras, por tales razones, el primer informe emitido arrojaba un porcentaje promedio de votos a favor de la tienda naranja sobre el candidato del lápiz del orden del 6 %, resultado que en ese momento parecía irreversible y difícil de revertir, transcurriendo esta tendencia hasta pasada la media noche, para luego al amanecer y con el alba de un día lluvioso, encontramos con una realidad difícil de creer, es decir, la votación en favor del profesor Castillo empezaba a acercarse sigilosamente a la señora K, mostrando un ascenso incontenible, incluso sobre pasando el porcentaje obtenido por la candidata naranja, llegando a superarla en un momento hasta en 113 mil votos de diferencia a su favor, producto del ya anunciado vendaval de votos provenientes de las serranías, el oriente y los votantes de las zonas urbanas, rurales costeras y comunidades nativas, sin contar por cierto aún, con los votos provenientes de los electores residentes en el extranjero.

En ese escenario, advertida la ocurrencia imparable de la andanada de votos a favor de Castillo Terrones, las huestes y la dirigencia naranja, inician su justificación esperanzadora consistente en el balotaje de sus supuestos adherentes electorales residentes en el extranjero, cuyos votos aún no habían sido procesados y por ende no contabilizados, razón por la cual consideraban que con ellos lograban no solo revertir la diferencia porcentual entre ambas candidaturas, sino que, creyendo que los mismos les eran favorables en una gran proporción, estos indefectible e indubitablemente, serian definitivos para alcanzar la victoria absoluta de la justa electoral, lo cual no se evidenciaba como tal, ya que de acuerdo a los reportes publicados por la ONPE cada media hora, a pesar que los votos del exterior ya habían sido contabilizados, los resultados parciales nos mostraban un débil recorte de la brecha ya marcada a favor de Pedro Castillo, en cuanto los reportes de la ONPE mostrados periódicamente, seguían evidenciando una tendencia estadística insuperable, que se vio materializada cuando casi la totalidad de los votos emitidos fueron  contabilizados, concluyendo el escrutinio con una diferencia a favor del candidato Pedro Castillo de un promedio de 50 mil votos, lo que le estaría permitiendo hasta este momento haber sido elegido como el nuevo presidente de nuestro país.

En este contexto, con el expertis característico de la señora K de no reconocer su derrota, ella y sus aliados cercanos inician la estrategia obstruccionista y desestabilizadora que los caracteriza, recurriendo al insano pretexto de su fracaso, arguyendo temerariamente y sin reparo alguno, la existencia de un “fraude en mesa”, es decir, una trampa sistemática, para luego subsiguientemente acrecentar su reclamo impulsando marchas y arengas inadecuadas, buscando para tal fin la confrontación y la polarización poblacional, arengando irresponsablemente a los marchantes a la toma del poder por parte de nuestras fuerzas armadas, aduciendo para tal fin un “no al comunismo”, todo ello con la finalidad que su representante y líder señora K, no sea derrotada recurrentemente por tercera vez, como así ha venido sucediendo en los dos últimos procesos eleccionarios, en los cuales siempre fue la gran perdedora, tal como podría serlo en esta oportunidad.

Aunado a todo lo acontecido, es digno de resaltar el triunfo del profesor Pedro Castillo, quien a pesar del fuego cruzado devastador, la intriga y el ninguneo mediático, pudo resistir estoicamente la andanada de golpes bajos y los improperios no solo de los actores y votantes de la facción naranja, sino de aquellos líderes políticos advenedizos e interesados que se sumaron a esta gesta desigual, no solo esquematizando y etiquetando a los adherentes del partido del lápiz, sino que prestándose al juego fujimorista, se mostraron con la camiseta nacional, que por cierto nunca la usaron, y que por esos días la lucieron como un símbolo patrio y un ejemplo de patriotismo farsante, lo cual hoy en día, los coloca en una posición de desazón y pánico incontrolable ad portas de que Pedro Castillo Terrones sea proclamado como el nuevo presidente del Perú.      

       

   


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